Tertulia

Siempre hay algo de última hora sobre lo que opinar.

Por el calendario desfila una multitud de asuntos. Cada uno eclipsa al precedente y él es a su vez eclipsado por el que le sigue. Ciertamente, hay algunos que perviven varios días en el candelabro, pero suelen ser los menos. También aquí, en lo informativo, cada día tiene su afán.

La repercusión de esa catarata de noticias me parece extraordinaria. En cuanto salta la novedad, como suele decirse, no se habla de otra cosa. En el trabajo, en el bar, en el vecindario, con la familia, por teléfono, ¡en las redes!...

Lo sorprendente es que, de inmediato, cada quien sentencia la cuestión emitiendo una opinión concluyente. Nunca he oído a nadie solicitar tiempo para pensar en el asunto o no  tomar partido por necesitar testimonios complementarios o mayor documentación...

Suele surgir de inmediato el "pues a mí me parece bien" o su antónimo, el "pues a mí me parece mal"... Y va tomando cuerpo la tertulia, alimentada por ocurrencias cada vez más afiladas.

Alguien dijo que cada español lleva dentro a un seleccionador nacional de fútbol, pues todos creemos saber perfectamente qué pasa, qué debe de hacerse y cómo lo haría uno si le diesen la ocasión.